Inspirar y Dejarse Inspirar

El trabajo que hago es una constante búsqueda, se está definiendo todo el tiempo, como algo nuevo. Lo primero para que mejor me entienda, es que pasaron muchos años hasta que descubrí que podía inspirar, señalar ideas, talentos, habilidades y que esto era una tarea, un trabajo del cual podía vivir. Y tendrán que seguir pasando otros años para ver más claramente.

La cuestión es que, en cierto momento, comencé a preguntarme: ¿hasta que punto hago esto por el otro? ¿Qué buscaba? Y empecé a ver que buscaba, por ejemplo, reconocimiento. Si lo estoy buscando afuera, es porque no lo siento adentro. ¿Para qué me sirve ocultar mi sombra tras la apariencia de estar espiritualmente arriba de los demás? Es un tópico muy de moda, si uno no quiere admitir su sombra, tiende a disfrazarse de algo como el personaje del consejero, o maestro espiritual. Al admitir esto, como con cualquier tema, uno comienza a ver otra cara de la realidad, puede gestionar mejor su propio ego y hacer pasos hasta resolverlo. Al estar sano, o incluso sanando, viene la inspiración verdadera, habla el verdadero maestro, que precisamente no es mi ego.

Hoy mi trabajo no se trata simplemente de inspirar, sino de dejarme inspirar por el otro. Así uno escucha valora y saca lo mejor de la persona, le hace "sentir" lo que vale, por dar ejemplos. Por supuesto, no se trata de alabar al ego del otro, si no sería alimentarlo, ni de ninguna posición aparente o mecánica. Se trata de recibir el ser del otro, el que se entrevé a pesar de su ego.


La vivencia que quiero compartir, entonces, dice: escuchar, dejarse inspirar es tan importante como hablar e inspirar al otro.


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