El Aire que Pensamos

Es conocida la analogía que asocia el aire con los pensamientos, el agua con las emociones, el fuego con la inspiración, y la tierra con los asuntos concretos. La observamos en el lenguaje "secreto" del Tarot, por ejemplo. Hoy vamos a hablar del aire, o la mente.

Sería preferible seleccionar los pensamientos antes que forzar la mente hacia un falso silencio.

Parte del Aire 
El pensamiento es aire, dijimos: al igual que el aire los pensamientos no se ven pero llevan fuerza de un lugar a otro, viaja, arrastra, y da oxígeno para vivir, entre otras cosas. El aire genera vientos, hay pensamientos que son como la brisa de una mañana de primavera, y otros que son huracanes arrebatadores. Uno puede dejarse llevar por un pensamiento y aparecer en las tierras del pánico, de la abundancia, las de la rutina, o las de los sueños. 

Piensa tu mente como una antena, captando todo lo que está siendo emitido, esas frecuencias que están "en el aire". No creo que sea inteligente apagar el receptor, para no escuchar pensamientos, eso es como restar funciones a la mente. Forzar a la mente a no percibir ciertos pensamientos, no sólo puede ser un imposible, una apariencia, sino también que resulta del todo impráctico. En esto fracasan los sistemas morales, por ejemplo. Por qué restarle capacidades a la mente, cuando se puede aprender a ser más sutil con lo que uno recibe. Por ejemplo, eligiendo qué tipo de frecuencias captadas queremos que nos alimente. Allí está el trabajo de la consciencia: seleccionar qué tipo de pensamientos queremos tener. Por este tipo de aprendizajes y sutilezas, considero un absurdo el intento de apagar el receptor. 

Ahora bien, supongamos que ya podemos seleccionar qué pensamientos tener y cuáles no. Y que, en determinado momento, no nos detenemos en ningún pensamiento, en ninguna estación o frecuencia vibratoria. Entonces, podríamos percibir el silencio, captar esa emisión. Es decir, aunque el objetivo sea el mismo, percibir el silencio, no es igual llegar al "silencio" apagando el receptor, que percibir el silencio por un trabajo de la consciencia. Una cosa es percibir un falso silencio, por una incapacidad impuesta a la mente, y otra percibir el silencio vivo, el del ser.

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