Posibilitador de toma de consciencia

De forma creciente, muchas personas están asumiendo roles nuevos para transmitir métodos o ideas nuevas cuyo común denominar podría decir que son para despertar la consciencia. Por ejemplo, tienen que hablar en grupos sobre nuevos proyectos, enseñar técnicas terapéuticas con principios filosóficos orientales, o incluso tratar a otros con determinadas herramientas no convencionales.

Todo aquello presupone problemas didácticos a resolver, y lugares comunes en el campo de las creencias donde solemos caer, que pueden considerarse como "errores".

A propósito de lo último, es bueno aclarar que en los siguientes comentarios no creo tener una verdad absoluta, mi intensión es que otros puedan evitar o tener cuidado con ciertos "peligros" que puede traer esta experiencia u oficio, de acuerdo a lo que he vivido. Pues bien, si sirven tan sólo para reflexionar, creo que mi aporte habrá sido útil.

Hoy vamos a hablar de una situación que creo es muy importante, y cuanto más rápido lo solucionemos, la experiencia puede mejorar mucho. Hay que tener en cuenta ante quienes uno se puede topar en este trabajo. La persona que viene a este tipo de eventos "alternativos", suele ser una persona "necesitada", y como no encuentra la solución en sí misma, lo más probable en nuestra cultura, es que esté buscando un salvador, un maestro.

Hay muchos problemas de ofrecerse como salvador, y puedes creer que no, pero suele ser una experiencia muy común. No puedo comentarlos a todos, sólo aspectos que llegan a mi mente y categoriso en forma espontánea.

Una persona con aquellas características, una persona necesitada tendrá la tendencia de ponerte primero "por encima de las cosas de este mundo", es decir, de "endiosarte". Es decir, te tratará como un maestro Zen, y esto puede resultar muy atractivo para tu Ego, y peligroso para ti, desde diferentes puntos de vista. Cuando una mente, confundida, cree ver la solución de su problema afuera, es para evitar ver el problema real, para evitar mirarse a si mismo. Para no asumir una supuesta culpa. Sólo está encandilándose con suposiciones, con ilusiones, con referencias impalpables. Tú puedes encarnar esas ilusiones y luego, sufrir una gran desilusión. Dónde crees que recaerá la culpa que no asume, aunque sea ilusoria. Pues, en Buda, en el padre, en ti.

Ten en cuenta siempre, y es muy posible que ya lo sientes progresivamente, que tú eres sólo un instrumento, y por eso puedes hacer cosas que normalmente no harías en situaciones normales, u otras que ni se te ocurren. Sin embargo, cuando estás en actitud terapeutica, la vida actúa a través tuyo. Eso es todo y es de lo más natural, aunque lo llamemos milagro. Sólo basta estar en nuestro propio eje, y todo lo que hemos aprendido fluirá con la vida...

Esto da alegría, sorpresa, y hasta un seguridad. Está bien sentirla, pero ten en cuenta que esa seguridad externa es conveniente que sea una respuesta a tu seguridad interior, pues, sino, es posible que vayas atrás de este tipo de reconocimientos, y con ello te estás descentrando y saliendo del eje del milagro.

Es muy lindo ser parte del milagro de la vida, y si realmente lo sientes, sabes que no eres ningún salvador. La solución que aquel debe encontrar no está fuera de sí, ni siquiera en ti mismo. Si tú intentas "salvar" a la otra persona, en realidad, le estás impidiendo la posibilidad de hacerlo por sí misma, porque la sacas de su eje. Ni tú, ni yo, ni nadie puede salvar a nadie, como tampoco podemos enseñar nada, en realidad. Aprender es aprehender, es comprender. No podemos enseñar nada, porque aprender es un acto de comprensión interior. Podemos compartir información, señalar hacia lugares que están más adelante dentro del proceso para darse cuenta de "aquello", pero si la experiencia del otro no está dirigida hacia si mismo, está todo el trabajo fuera del eje.

Solamente se puede "posibilitar" que el otro tenga un encuentro o experiencia interior semejante, ya sea de aprendizaje, o quizás una experiencia terapéutica. Te puedes dedicar a enseñar, o a armonizar, sí por supuesto, está bien, pero es preferible hacerlo porque deseas aprender más y compartir lo que aprender, porque te inspira la consciencia, porque te gusta el rol de "estar posibilitando" el encuentro interior. Si, es preferible pensarse como un posibilitador, y esto no está por encima, ni tampoco por debajo de cualquier otra persona, profesión, u oficio. Repito, ni por encima, tema que hemos señalado, ni tampoco por debajo de otro oficio. Tú debes recibir una paga, como con cualquier otro oficio, pero ese será tema para una próxima nota.

Volvamos atrás. La creencia de que eres un maestro es sencillamente falsa, te hará sentir un falso poder y muchas otras situaciones complicadas que van dirección contraria a ti mismo. Pero, no te preocupes, aquel idilio no puede durar mucho tiempo. En realidad, el necesitado es víctima de un programa inconsciente, y pronto querrá negar lo que antes veía arriba. Esto genera una especie de parche para que no duela el ego, o sea, es algo que sirve para seguir ignorando el problema. Concretamente, por ejemplo, una vez que ha te puesto en lo alto, que el ídolo ha sido creado, el necesitado necesita negar-lo, o negar-te. De esta forma, puede sentir que ha superado "algo", que ha pasado por encima del supuesto maestro. Así, el Ego evita tener que enfrentarse a su problema real, pues tiene la ilusión de estar por encima del propio "maestro". Entonces, vemos gente deambulando de técnica en técnica, de "maestro en maestro", pero sólo están jugando a este juego del gato y del ratón. Este y otros mecanismos semejantes, se suelen accionar cuando las personas están a punto de descubrir algo importante sobre sí mismas, o se ven acorraladas a tomar una responsabilidad interior. Ahí, proyectan el conflicto afuera, desmontan el castillo, dándole un sentido (ilusorio) a la ilusión de que eres un maestro espiritual.

Cuando nos sucede algo así, tenemos que preguntarnos acerca de la situación y ver por qué estamos necesitando aquel falso reconocimiento. Esa puede ser nuestra gran necesidad-espejo de aquella realidad que proyecta el cliente, paciente, o aprendiz. Recuerda, como dice el título, sólo eres un "posibilitador de toma de consciencia".




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