¿Cómo nace el deseo, el ensoñamiento con algo que no tengo?...
¿De dónde nace después esa “autocompasión” que aparece ante ese deseo no satisfecho?
Una interpretación: “no me pueden querer, soy alguien no querible”, o cualquier otra de este estilo “yo no valgo nada”.
Autocompasión y encontrar a quien te diga “síiii, tú vales mucho”... ahí está, ya tengo al “bueno”. Cuando alguien diga lo que yo pienso de mí mismo, “tú no vales”, ya tengo al “malo”.
Esto es el formato superficial de existencia. Cuando nos preguntamos ¿qué hay debajo de todo esto? Se va descubriendo el telón... se precisa querer VER, y que ese querer VER, tenga más presencia que el querer defender aquellas ideas. Estar más interesado en la integridad real, que en defender mi imagen. Querer aprovechar cada idea que recibo , da igual si es del bueno o del malo, y comprobar qué mecanismo genero para creerla.
¿Qué es observar una idea, sin buscar cambiarla?
Observar ese “yo no valgo”, sin pretender sustituirlo por otra cosa, sin validar esa idea... solo explorarla...
Enfocando a la cuerda que ata la raíz, es posible desatar el nudo, y la planta vuelve a respirar... con lo´real... y no necesita que le digas “yo lo valgo”, para compensar, porque simplemente, si uno deja de validar a la idea, uno no necesita máscaras irreales que la compensen.
De la idea validada “no soy querible”, nace un deseo: “ójala alguien me quisiera”... una cabeza llena de sueños, construyendo una imagen que valide mi estupidez, que valide la absurda idea de que no soy querible. Alguien que se construya como una máscara de todo aquello que no me hiere, que no destruye mi fantasía, sino que la afianza aún más. A eso le llamamos “conocer a alguien maravilloso”. Alguien que, tarde o temprano, nos deja de querer, porque es inviable fingir tanto, y nos da la razón nuevamente “soy alguien no querible”.
Autocompasión... y después “Me equivoqué con él, no era lo que yo creía”.
No, simplemente era real. Como todos, somos reales. Somos muchas cosas que tratamos de fingir no ser. Y así se unen dos alguienes con dos máscaras que cubran la realidad, para no ofender a la fantasía.
Feliz Carnaval
Economía de la Realidad-El Cosmos en Casa
Grupo 31
https://88sincronizando.blogspot.com/2019/02/abiertas-las-inscripciones-para-el.html
¿De dónde nace después esa “autocompasión” que aparece ante ese deseo no satisfecho?
Una interpretación: “no me pueden querer, soy alguien no querible”, o cualquier otra de este estilo “yo no valgo nada”.
Autocompasión y encontrar a quien te diga “síiii, tú vales mucho”... ahí está, ya tengo al “bueno”. Cuando alguien diga lo que yo pienso de mí mismo, “tú no vales”, ya tengo al “malo”.
Esto es el formato superficial de existencia. Cuando nos preguntamos ¿qué hay debajo de todo esto? Se va descubriendo el telón... se precisa querer VER, y que ese querer VER, tenga más presencia que el querer defender aquellas ideas. Estar más interesado en la integridad real, que en defender mi imagen. Querer aprovechar cada idea que recibo , da igual si es del bueno o del malo, y comprobar qué mecanismo genero para creerla.
¿Qué es observar una idea, sin buscar cambiarla?
Observar ese “yo no valgo”, sin pretender sustituirlo por otra cosa, sin validar esa idea... solo explorarla...
Enfocando a la cuerda que ata la raíz, es posible desatar el nudo, y la planta vuelve a respirar... con lo´real... y no necesita que le digas “yo lo valgo”, para compensar, porque simplemente, si uno deja de validar a la idea, uno no necesita máscaras irreales que la compensen.
De la idea validada “no soy querible”, nace un deseo: “ójala alguien me quisiera”... una cabeza llena de sueños, construyendo una imagen que valide mi estupidez, que valide la absurda idea de que no soy querible. Alguien que se construya como una máscara de todo aquello que no me hiere, que no destruye mi fantasía, sino que la afianza aún más. A eso le llamamos “conocer a alguien maravilloso”. Alguien que, tarde o temprano, nos deja de querer, porque es inviable fingir tanto, y nos da la razón nuevamente “soy alguien no querible”.
Autocompasión... y después “Me equivoqué con él, no era lo que yo creía”.
No, simplemente era real. Como todos, somos reales. Somos muchas cosas que tratamos de fingir no ser. Y así se unen dos alguienes con dos máscaras que cubran la realidad, para no ofender a la fantasía.
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